¿Que nos queda?...
Parte 28.
Me encuentro pasmado en un minuto de tristeza y felicidad incomprensible que me releva de cualquier pensamiento autentico, busco una solución para calmar mis pensamientos llorosos de felicidad y tristeza extrañada, ¿En donde están?... los extraño equipo de amistades y esfuerzos que al finalizar la tarde valieron la pena en susurros inconscientes y llantos perecederos. ¿Cómo no aullarle a la luna un rencuentro o un final que comienza con nosotros mismos?...
Solitaria es la manera de escribir en este capitulo, feliz es la vieja forma de llorar que experimentamos después de muchas presentaciones carnales y sublimes. Nos extrañamos mutuamente y estéril me ahogo en pensamientos nuevos, desmayo recuerdos que me aturden y me enloquecen, nuevamente me pregunto, ¿En donde están?...
Retuerce mis manos como aguas al fuego de un volcán que procura por ti amada e imponente penumbra; seca mis lagrimas con tatuajes de sabanas y martiriza mi cuerpo con tu poca luz y tu total oscuridad, embriaga lentamente mi memoria, mis dedos, mis piernas y al rascarme tira al mar de ilusiones mi organismo de un soplido, retrocede y retuerce mis movimientos cansados, regrésame al mundo de los espantos en donde un demonio toco mi cuerpo y me posee con incesante pasión, conviérteme nuevamente en ese espíritu causante de agonías, dame alas para volar en la noche tétrica y hazme bailar con tus canciones incesantes batucadas.
Por favor regresemos a esa noche, retornemos al pasado y demos vida al lumbral de melodías y videos en entidades marcadas con pinturas, con sangre y amenas ganas de vivir. Retornemos y extasiemos nuestras ganas de estar divididos en cada capitulo de las historias ya contadas, de los sueños ya hechos realidad. Vamos a suicidarnos en ese momento ya que solo no puedo, permanezcamos de pie y toquemos el abismo emanado de aquella tarima profanada por nuestros papeles desnudos e incesantes que laten y nos hacen gritar.
Con mis dedos toco mi cuerpo y en mi estomago me detengo, me acaricio y poco a poco rasgo y destrozo mi ombligo hasta entrar en mi hígado, palpo mi sangre que se desborda y no hayo el vacio que me tortura, saco un pulmón agotado de fumar, me arranco las costillas y dejo caer mis tripas al piso; permanezco sentado y continuo buscando las ganas de llorar. Minutos mas tarde, sin nada por dentro me desborono y comprendo que soy el martirio que me aturde, soy la razón de un actor que muere por comprender una tristeza que vomita después de una esperada presentación. ¿Quién entiende lo que digo?...
Te amo querida aurora echa humo que me consume y se fuma mi piel como el papel de un tabaco envolviendo los momentos de soledad. Te anhelo maldito desconsuelo y te amo en soledad, me enredo en una telaraña de sustos y minutos, una telaraña que con acido me quema la piel, me dejo morir sin dolor alguno, me dejo devorar por la neblina que seca mis fluidos y mis pedazos de membranas antes de caer a un piso que no existe en la realidad ni en mi memoria, creo que no hay lugar para caer, solo un vacio ya nombrado en una tarima ya recordada, en sueños de tiempos no saciados, en tristezas profanadas por mi y en felicidades completamente elocuentes y emotivas que no se detendrán hasta secar mi cuerpo tirado en una silla cubierta de mi piel. Nuevamente pregunto, ¿En donde están?...
Solitaria es la manera de escribir en este capitulo, feliz es la vieja forma de llorar que experimentamos después de muchas presentaciones carnales y sublimes. Nos extrañamos mutuamente y estéril me ahogo en pensamientos nuevos, desmayo recuerdos que me aturden y me enloquecen, nuevamente me pregunto, ¿En donde están?...
Retuerce mis manos como aguas al fuego de un volcán que procura por ti amada e imponente penumbra; seca mis lagrimas con tatuajes de sabanas y martiriza mi cuerpo con tu poca luz y tu total oscuridad, embriaga lentamente mi memoria, mis dedos, mis piernas y al rascarme tira al mar de ilusiones mi organismo de un soplido, retrocede y retuerce mis movimientos cansados, regrésame al mundo de los espantos en donde un demonio toco mi cuerpo y me posee con incesante pasión, conviérteme nuevamente en ese espíritu causante de agonías, dame alas para volar en la noche tétrica y hazme bailar con tus canciones incesantes batucadas.
Por favor regresemos a esa noche, retornemos al pasado y demos vida al lumbral de melodías y videos en entidades marcadas con pinturas, con sangre y amenas ganas de vivir. Retornemos y extasiemos nuestras ganas de estar divididos en cada capitulo de las historias ya contadas, de los sueños ya hechos realidad. Vamos a suicidarnos en ese momento ya que solo no puedo, permanezcamos de pie y toquemos el abismo emanado de aquella tarima profanada por nuestros papeles desnudos e incesantes que laten y nos hacen gritar.
Con mis dedos toco mi cuerpo y en mi estomago me detengo, me acaricio y poco a poco rasgo y destrozo mi ombligo hasta entrar en mi hígado, palpo mi sangre que se desborda y no hayo el vacio que me tortura, saco un pulmón agotado de fumar, me arranco las costillas y dejo caer mis tripas al piso; permanezco sentado y continuo buscando las ganas de llorar. Minutos mas tarde, sin nada por dentro me desborono y comprendo que soy el martirio que me aturde, soy la razón de un actor que muere por comprender una tristeza que vomita después de una esperada presentación. ¿Quién entiende lo que digo?...
Te amo querida aurora echa humo que me consume y se fuma mi piel como el papel de un tabaco envolviendo los momentos de soledad. Te anhelo maldito desconsuelo y te amo en soledad, me enredo en una telaraña de sustos y minutos, una telaraña que con acido me quema la piel, me dejo morir sin dolor alguno, me dejo devorar por la neblina que seca mis fluidos y mis pedazos de membranas antes de caer a un piso que no existe en la realidad ni en mi memoria, creo que no hay lugar para caer, solo un vacio ya nombrado en una tarima ya recordada, en sueños de tiempos no saciados, en tristezas profanadas por mi y en felicidades completamente elocuentes y emotivas que no se detendrán hasta secar mi cuerpo tirado en una silla cubierta de mi piel. Nuevamente pregunto, ¿En donde están?...
Kleiver J.R.T.
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