jueves, 13 de octubre de 2011

QUE EL MUNDO SE ENTERE QUE TE AMO.


Adiós.
Parte 1.

Anoche sentí un dolor en el pecho que maltrataba mis cansadas ganas de vivir, me senté y respire un aire que se detuvo en mis pulmones, al mismo tiempo un grito llego a mis oídos y atendiendo al llamado baje por las escaleras de un calvario y sigilosamente enmudecí al presentir tu final.

Observe las risas enmudecidas burlándose de tu ultimo respiro, de tu ultima sacudida al suelo y una lagrima broto de mi corazón al verte allí, acostada en tu almohada en total quietud, ni respirabas cuando roce tu barriga esperando una señal de vida que me quitara este vacio incesante en mi interior.

Te observe en silencio mientras te acariciaba desde tus paticas hasta cerrar tus ojos que me miraban desde un profundo amanecer, te sentí en mi regazo, en el aire que me roso la piel, en un leve gemido que en ese momento salió de mi culpa; por que era yo el culpable de esta desgracia, me repetía en mi mente pidiéndote una eterna disculpa que aun plasmo en este papel; perdóname Lili.



El tiempo paso y con la esperanza de que respiraras te abrace por ultima vez, te tome en mis brazos y te envolví como siempre olvidando besar tus cachetes ahora desplomados en mi memoria al igual que tu cola caída y flácida. En minutos, mientras te miraba, arme una caja y te arrope con tu cobijita azul, te introduje en esa cajón vacío y con dolor en mi corazón y un golpe en pecho te selle, embale este final que me marco. Rápidamente te coloque en el piso y limpie todo a tu alrededor, me lave las manos y con el peso del dolor me refugie en mi conciencia, en mi cama fría, en un final que no reconozco…

Prometí cuidar de ti y amarte, prometí establecer una conexión inmortal contigo, ahora solo me queda la culpa y el sentido de mi perdida egoísta; tal vez, sentirme así sea lo menos que puedo permitirme ya que me falto entregarte amor, dedicación, besos y caricias, me falto anhelar tu futuro, cantarte canciones, dormir a tu lado y perderte en un terminal menos doloroso.

Hoy enterré tu cuerpo y tristemente encendí cinco inciensos de vainilla que espero te guíen a esa luz y a esa felicidad que tanto anhele para ti. Te amo mi Lili bella…

 Kleiver J.R.T.

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